La caché es una técnica clave en el desarrollo de aplicaciones web para mejorar el rendimiento y reducir la latencia de las solicitudes. Al almacenar respuestas y reutilizarlas, la caché permite que las aplicaciones funcionen de manera más eficiente. Sin embargo, una mala gestión de la caché puede causar problemas de consistencia y rendimiento. En este artículo, exploraremos los tres tipos principales de caché que todo developer debería conocer: caché HTTP en el navegador, caché de proxy inverso y caché a nivel de aplicación.
La caché HTTP en el navegador es una de las formas más sencillas y comunes de optimizar el rendimiento de una aplicación web. Esta técnica permite que los navegadores almacenen copias de las respuestas de las solicitudes HTTP (como archivos CSS, imágenes, o documentos HTML), reduciendo así el tiempo de carga al evitar solicitudes innecesarias al servidor.
Cada vez que un cliente (navegador) realiza una solicitud HTTP, puede almacenar la respuesta en la memoria local o disco. Esto significa que, en futuras solicitudes del mismo recurso, el navegador puede usar la copia almacenada en lugar de hacer una nueva solicitud al servidor, siempre y cuando el recurso siga siendo válido.
Dos de los mecanismos más utilizados para gestionar la caché del navegador son los encabezados Cache-Control y ETag.
Cache-Control: max-age=3600
, lo que indica que el recurso puede almacenarse en caché durante 3600 segundos (1 hora). Si el cliente solicita el recurso dentro de ese tiempo, el navegador simplemente lo recupera de la caché, ahorrando tiempo y ancho de banda.
El proxy inverso es otra capa que puede mejorar el rendimiento de una aplicación web al actuar como intermediario entre el cliente y el servidor de origen. Un proxy inverso no solo distribuye el tráfico, sino que también puede almacenar en caché las respuestas del servidor para futuras solicitudes.
En esencia, un proxy inverso es un servidor que maneja las solicitudes de los clientes en nombre del servidor de origen, recibiendo las solicitudes del cliente, pasándolas al servidor de la aplicación y luego devolviendo las respuestas al cliente. La caché en este nivel permite que el proxy sirva respuestas almacenadas en lugar de pasar siempre las solicitudes al servidor de origen, lo que reduce la carga en el backend.
Herramientas como NGINX y Varnish son ejemplos populares de servidores que actúan como proxies inversos. Ambas permiten una gestión eficiente de la caché y ayudan a escalar aplicaciones web al manejar grandes volúmenes de tráfico sin sobrecargar los servidores de aplicación.
La caché a nivel de aplicación proporciona un mayor control y personalización sobre los datos que se almacenan en caché. A diferencia de la caché HTTP o de proxy inverso, este tipo de caché es implementado directamente por los desarrolladores dentro de la lógica de la aplicación, permitiendo definir qué datos almacenar y cuándo invalidarlos.
1. Caché en el controlador: Este enfoque implica almacenar toda la respuesta generada por un controlador. Es útil cuando se desea almacenar en caché respuestas completas de la aplicación, pero puede ser menos flexible, ya que suele estar más acoplado a la lógica de presentación de la aplicación.
2. Caché en los casos de uso: En este nivel, los datos cacheados corresponden a procesos o casos de uso específicos dentro de la aplicación, como cálculos o resultados intermedios que requieren un alto coste computacional.
3. Caché en el repositorio: Esta opción ofrece un mayor control granular al permitir cachear datos directamente desde la capa de persistencia, como resultados de consultas a bases de datos. Este tipo de caché es especialmente útil para almacenar resultados de consultas costosas en bases de datos grandes, mejorando el rendimiento de la aplicación.
Si bien la caché a nivel de aplicación ofrece flexibilidad, también puede introducir complejidad, especialmente en lo que respecta a la gestión de la invalidación. Si no se gestiona correctamente, puede resultar en datos inconsistentes o comportamientos inesperados, lo que podría afectar la experiencia del usuario.
Comprender y gestionar correctamente los diferentes tipos de caché es esencial para cualquier desarrollador que busque optimizar el rendimiento de sus aplicaciones web. Ya sea a nivel de navegador (HTTP), mediante un proxy inverso o en la caché de aplicación, cada uno de estos métodos tiene su propio conjunto de ventajas y desafíos. Utilizados correctamente, pueden mejorar drásticamente la experiencia del usuario y reducir la carga en los servidores, haciendo las aplicaciones más escalables y eficientes.
Jorge García
Fullstack developer